Cocinar con sonidos: cómo el oído también guía en la cocina

13/11/20255 min
Técnicas
Cocinar con sonidos: cómo el oído también guía en la cocina

Cocinar con sonidos: cómo el oído también guía en la cocina

Cuando pensamos en cocinar, solemos imaginar colores vibrantes, aromas tentadores y sabores intensos. Pero hay un sentido que muchas veces pasa desapercibido y que, sin embargo, puede marcar la diferencia entre un plato bien hecho y uno arruinado: el oído.

Sí, escuchar lo que pasa en la sartén, en el horno o en una olla puede darte pistas valiosas sobre el punto de cocción, la temperatura o incluso si algo está por quemarse. En este artículo, te contamos cómo entrenar el oído para cocinar mejor, incluso sin mirar.


El sonido como termómetro

Uno de los usos más prácticos del oído en la cocina es como indicador de temperatura. ¿Alguna vez pusiste algo en la sartén y no hizo ningún ruido? Probablemente no estaba lo suficientemente caliente. ¿O escuchaste un chisporroteo violento apenas apoyaste un bife? Tal vez estaba demasiado caliente.

¿Qué sonidos buscar?

  • Sofrito suave: Un burbujeo leve y constante indica que las verduras se están cocinando lentamente, liberando sus aromas sin quemarse.
  • Sello de carne: Un chisporroteo fuerte y parejo (sin salpicaduras excesivas) es ideal para dorar carnes. Si el sonido es muy violento, bajá el fuego un poco.
  • Fritura: El burbujeo debe ser activo pero controlado. Si el aceite está muy caliente, el sonido será agresivo y el alimento se quemará por fuera sin cocinarse por dentro.

El ritmo de la cocción

Cada preparación tiene un ritmo sonoro. Aprender a reconocerlo te permite anticiparte a lo que viene.

  • Cuando el sonido cambia, algo pasa. Si estás salteando cebolla y de pronto deja de sonar, probablemente ya soltó toda su agua y está empezando a dorarse. Si el sonido se intensifica, puede que el fuego esté muy alto o que se esté pegando.

  • En el horno también se escucha. Aunque no lo creas, podés oír cuando una tarta burbujea o una pizza cruje. Abrí el horno con cuidado y prestá atención: ese sonido puede decirte si le falta cocción o si ya está lista para salir.


Freír con los oídos

Freír es una técnica donde el oído es clave. El aceite no solo cambia de temperatura, también de sonido. Al principio, cuando ponés algo a freír, el burbujeo es intenso. A medida que el alimento pierde humedad, el sonido disminuye.

¿Cómo saber si ya está?

  • Si el burbujeo se calma y el alimento suena más "seco", es señal de que ya se cocinó por dentro y está listo para salir.
  • Si el sonido sigue siendo muy fuerte después de varios minutos, puede que el alimento tenga mucha humedad o que el aceite esté demasiado frío.

Hornear sin mirar

Aunque no lo parezca, el horno también tiene su lenguaje. Las preparaciones que llevan líquido (como budines o pasteles) hacen un leve burbujeo mientras se cocinan. Cuando ese sonido desaparece, es señal de que el líquido se evaporó y la cocción está más avanzada.

Además, el crujido de una corteza que se forma o el chisporroteo de una tarta salada pueden darte señales sin necesidad de abrir el horno a cada rato.


Cocción lenta y sonidos sutiles

En preparaciones a fuego bajo, como guisos o estofados, el burbujeo lento y constante es ideal. Si empieza a burbujear con fuerza, puede que el fuego esté demasiado alto. Si no suena nada, quizás se apagó la hornalla o está demasiado bajo.

Tip: Usá tapas con válvulas o entreabiertas para escuchar mejor sin destapar del todo.


Cómo entrenar el oído en la cocina

  • Cociná sin música de fondo. Al menos de vez en cuando. Te permite prestar atención a los sonidos reales de la preparación.
  • Escuchá con intención. Prestá atención a cómo suenan distintas técnicas: hervir, saltear, freír, hornear.
  • Probá cocinar con los ojos cerrados. En recetas simples, intentá guiarte solo por el oído y el olfato. Es un gran ejercicio de percepción.

El oído también es sabor

Cocinar con los oídos no reemplaza a los demás sentidos, pero suma una capa más de conexión con lo que hacés. Te vuelve más consciente, más presente y más preciso. Y, de paso, te ayuda a evitar errores antes de que sea tarde.

La próxima vez que te metas en la cocina, probá esto: antes de mirar el reloj o levantar la tapa, simplemente escuchá. Quizás tu comida ya te está hablando.